jueves, 1 de enero de 2009

De: sensei_sho (Mensaje original) Enviado: 17/09/2005 01:47 p.m.

SAMURAI

Voz japonesa que significa 'guardia'.
1. En el Japón feudal, militar perteneciente a la clase inferior de la nobleza que servía a un señor: los samuráis tienen un código de honor muy rígido.
2. En el Japón actual, oficial del ejército.

Los samuráis eran individuos pertenecientes a una clase inferior de la nobleza feudal japonesa, constituida por los militares que estaban al servicio de los daimyos. Antes del siglo XII aplicábase solamente a los soldados del palacio del Micado, pero no tardó en darse este nombre a todo el elemento militar por oposición al elemento popular (heimin). Los samuráis llegaron a ser famosos por su disciplina, su sentido del honor y su extraordinario dominio de las artes marciales.

En el Japón feudal, la palabra samurai designó a una clase de guerreros japoneses, especialmente entrenados en la práctica de las artes marciales, que se hallaban vinculados a un señor de la corte imperial, quien los utilizaba como guardia personal, función que se refleja de manera clara en la etimología, pues el término primitivo fue saburai (de sabuna, 'estar al lado'), de donde derivó samurai, que literalmente significa 'guardia'. Con el tiempo, se aplicó esta denominación a todos los militares (bushi) de cierto rango que pertenecían a familias guerreras (buke), por oposición a las familias nobles (honke), y a partir del siglo XII fue adoptado por el gobierno militar de Kamakura como nombre oficial del Departamento de Guerra (Samuray-dokoro).

La clase de los bushi -cuyas técnicas se transmitían de padres a hijos y de maestro a discípulo- se desarrolló principalmente en las provincias del Norte de Japón, donde los propietarios de tierras (daimyos) debían defenderse de los ataques de los ainu. Formaron entonces poderosos clanes que se oponían, desde el siglo XII, a las familias nobles que giraban en torno a la familia imperial de Kioto. Dos de los clanes más poderosos fueron los Minamoto y los Taira, que compitieron entre sí por detentar el poder y, sobre todo, el control sobre el territorio -algo vital en un país en el que menos de un cuarto de la tierra es adecuado para la agricultura- durante la época Heian (794-1185).

Uno de estos señores feudales, Tokugawa Ieyasu, quien gobernaba la parte oriental de Japón desde su castillo en Edo (la actual Tokio), se alzó con la supremacía al derrotar al resto de los daimyos en la batalla de Sekigahara en 1600 y tres años después adoptó el título de sogún. El país se gobernaba a través de una serie de daimyos semiautónomos, cuyo número ascendía hasta casi trescientos, que a su vez controlaban sus feudos por medio de samuráis hereditarios. Se les conocía por dos nombres: samurai o caballeros y bushi o bujin, que eran los guerreros de clase baja. Fue durante esta época cuando la figura de estos guerreros-aristócratas experimentó su mayor auge, porque tras las terribles guerras domésticas que habían azotado el país se hizo necesario vigilar estrechamente la paz, labor que tenían encomendada. La consecuencia inmediata fue un clasismo brutal entre samuráis, que tenían derecho a llevar armas y apellido, y plebeyos (comerciantes, artesanos y campesinos), que no lo tenían por muy ricos que fueran.

Pero hubo, además, otros cambios. Con la paz, los guerreros se percataron de que toda su pericia militar no les servía para ganarse la vida, así que muchos de ellos tornaron espadas y lanzas por plumas y papel se dedicaron a labores administrativas (resulta sorprendente, de hecho, lo muy extendida que estaba la alfabetización a principios del siglo XVII). En la nueva sociedad en paz del siglo XVII, los samuráis podían cultivar de nuevo el arte de la espada (iaido), súmmun de las artes marciales, que habían tenido que abandonar en la segunda mitad del siglo XVI, cuando los portugueses introdujeron los mosquetes de mecha. En aquel momento fue cuando comenzaron las escuelas de artes marciales como medio de formación del carácter, pues no había guerras en las que demostrar las habilidades marciales.

Cuando Japón comenzó su viraje hacia Occidente en 1868, aquellos hombres que antaño consagraban su vida al arte de la guerra no tenían razón de existir. Los samuráis y su estilo de vida no fueron prohibidos, pero sí oficialmente abolidos a principios de 1870. El desmantelamiento de la clase samurái fue definitivo cuando, en 1876, perdieron el derecho a llevar sable y se vetaron los combates entre las familias nobles. La mayor parte de los samuráis no supieron hacer con éxito la transición a la nueva era y se perdieron en el anonimato. Hasta bien entrado el siglo XX se había preservado una historia de más de mil años, esencia del espíritu del pueblo nipón, pero el nuevo Japón exigía un cambio. Con todo, el carácter espiritual y ético permaneció en la mentalidad de la nación, a lo que contribuyeron sin duda algunas novelas como Musashi, películas y obras teatrales creadas para el teatro kabuki del siglo XVII, muchas de las cuales se seguían representando a principios del siglo XXI, que narran las gestas de los samuráis con gran realismo.

De: kaamal Enviado: 18/09/2005 05:45 p.m.
Sensei Sho:

Muchisimas gracias por compartirnos esta informacion acerca de los Samurais, muy interesante e ilustrativa.

Oss...

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