El Sensei
por Harry Cook
por Harry Cook
La expresión "primer nacido" utilizada por Shakespeare podría ser fácilmente traducida al japonés por la palabra "sensei", una palabra utilizada por los artistas marciales japoneses como título para su profesor o maestro. La palabra sensei se compone de dos caracteres: sen, que significa previo o antes y sei, que significa nacimiento o vida.
Un sensei por lo tanto es alguien que ha "nacido antes" que tú en el sistema que estás estudiando y es por consiguiente superior a ti, o en términos shakesperianos tu "mejor". No es lo mismo que la idea occidental de entrenador. Un sensei puede realmente hacer lo que enseña, él o ella personifica el arte, mientras que un entrenador puede enseñarte cómo hacer algo sin ser capaz necesariamente de realizarlo él mismo.
Los profesores gozan de tremendo respeto en las artes orientales tradicionales. Son vistos como la única vía real para progresar ya que sin sus conocimientos, guía y experiencia el estudiante cometería casi con seguridad serios errores de forma que sería incapaz de dominar su materia elegida. Se hace referencia al respeto mostrado hacia un profesor en el clásico chino conocido como Li Chi (Libro de Ritos), un trabajo que trata tanto la forma como la moralidad asociada al comportamiento correcto. Se nos dice que "Cuando estés en compañía de tu profesor, no vayas al otro lado del camino a hablar con otros. Cuando encuentres a tu profesor en el camino, corre hacia delante, y colócate adecuadamente para saludarlo elevando ambas manos juntas y agarradas. Si el profesor te habla, respóndele respetuosamente. Si no habla, retírate."
En la antigua China la relación entre un profesor y su alumno estaba por detrás únicamente de la relación entre un hijo y su progenitor. Al profesor se le veía como la fuente viva del conocimiento y como tal debía ser obedecido, y no contradicho. La práctica de las artes marciales tiende a seguir este patrón, aunque puede causar severos problemas para los occidentales que puede que vean la autoridad como algo a ser desafiado o cuestionado. Tradicionalmente no se esperaba del sensei que diese explicaciones a sus estudiantes ni por su comportamiento ni por sus métodos de enseñanza. Su papel era crear situaciones de forma que el estudiante aprendiese mediante experiencia; no se esperaba de él que explicase los complicados detalles de cada técnica - el entrenamiento era una cuestión de corazón, no de mente.
Los métodos utilizados para educar a miembros de la clase samurai eran especialmente exigentes, ya que el propósito era inculcar no sólo conocimiento sino también dignidad y fortaleza de carácter. Así que los profesores recibían un alto nivel de respeto.
Etsu Inagaki Sugimoto nació en una familia samurai en los años de mediados del siglo XIX en la provincia de Echigo. Como se pensó que estaba destinada a ser una sacerdotisa recibió una rigurosa base en los clásicos confucianos, y aunque sólo tenía seis años de edad evidentemente disfrutaba de sus lecciones.
La disciplina era estricta, y las lecciones se llevaban a cabo siguiendo líneas muy formales. Ella explica que, " Mi profesor-sacerdote enseñaba estos libros con la misma reverencia con la que enseñaba su religión, es decir, apartando cualquier pensamiento de comodidad mundana. Durante mi lección se le obligaba, a pesar de su deseo humilde, a sentarse sobre el grueso cojín de seda que le traía el sirviente, los cojines eran nuestras sillas, y la posición de instructor era demasiado reverenciada para él como para permitirse sentarse al nivel de su pupilo; pero durante mi lección de dos horas jamás se movió ni la más ligera fracción de pulgada excepto con sus manos y sus labios. Y yo estaba sentada ante él sobre las esteras en una posición igualmente correcta e inalterable. Una vez me moví. Fue en mitad de una lección. Por alguna razón estaba inquieta y moví mi cuerpo ligeramente, permitiendo a mi rodilla doblada deslizarse una insignificancia del ángulo adecuado. La más leve sombra de sorpresa cruzó la cara de mi instructor; entonces cerró su libro con gran tranquilidad, diciendo gentilmente pero con aire severo 'Pequeña Señorita, es evidente que su actitud mental hoy no es adecuada para el estudio. Debería retirarse a su habitación y meditar.' "
Su padre explicó a su esposa la necesidad de tanta disciplina diciendo " No debemos olvidar, Esposa, la enseñanza de un hogar samurai. La leona empuja a su cría por el acantilado y la observa trepar lentamente de vuelta desde el valle sin ningún signo de lástima, aunque su corazón le duele por la pequeña criatura. Así sólo puede ganar fuerza por su vivo trabajo. " 1
Eugen Herrigel fue un filósofo alemán que estudió Kyudo (arquería) con el gran maestro Kenzo Awa en la década de los años 1930. Tras largo tiempo peleándose con la técnica Herrigel se encontró en una situación común a todos los artistas marciales que entrenan lo suficiente; su profesor no estaba satisfecho con nada de lo que hacía y él le pidió a sensei Awa que le dijese cómo hacer el disparo perfecto.
" Un día le pregunté al maestro: '¿Cómo puede lanzarse el disparo si no lo hago?' 'Se dispara', contestó. 'Le he oído decir eso varias veces con anterioridad, así que déjeme plantearlo de otra forma: ¿Cómo puedo esperar auto-ajeno al disparo si ya no estoy allí?' 'Ello espera a la máxima tensión'. '¿Y quién o qué es ese Ello?'. 'Una vez hayas entendido eso, ya no me necesitarás. Y si yo intentase darte una pista a costa de tu propia experiencia, ¡debería ser el peor de los profesores y merecería ser despedido! Así que dejemos de hablar sobre ello y continuemos practicando.' " 2
Fundamentalmente esta es la función de un sensei: crear situaciones donde el estudiante llega al entendimiento a través de su propia experiencia. El papel del sensei es por lo tanto esencial y trasciende la enseñanza de la mera técnica, que es en realidad el terreno del entrenador. La maestría en el sentido real va más allá de la técnica y en las artes marciales implica una lucha con el ego. Karlfried Graf Von Durckheim explica " Independientemente de lo bien ejecutada que pueda estar una acción, independientemente del buen control de una técnica, si el que la utiliza está sujeto a estados de humor y a la atmósfera, inquieto y se distrae fácilmente por ejemplo cuando está siendo observado, entonces es un maestro únicamente en un grado muy limitado. Es un maestro sólo de la técnica y no de sí mismo. Controla la habilidad que posee pero no lo que es él en sí mismo. " 3
Para alcanzar este estado la guía de un sensei es vital, y una vez el estudiante selecciona a su profesor es necesario para él o ella aceptar que el profesor o profesora sabe lo que está haciendo y también entender que lo que realmente importa es la práctica, no hablar, y que algunas de las lecciones más importantes, especialmente en las artes marciales, no pueden ser aprendidas de palabra.
Un problema que aparece constantemente es que a menudo los estudiantes tienen una imagen idealizada de un sensei y cuando la realidad no encaja con el mito el profesor se convierte en objeto de gran crítica o improperio. 4
Janwillem van de Wetering, un estudiante holandés de Zen advierte " En estas disciplinas esotéricas es muy peligroso identificarse con otra persona, porque si el otro hace algo que, a los ojos del imitador, no puede ser aceptado o justificado, el ejemplo se cae y se rompe en mil piezas; y con el ejemplo, la imagen, el dios, la completa disciplina, se rompe y parece sin sentido. " 5
El maestro Zen Hakuin era famoso por vivir una vida simple y pura. En la villa en la que vivía una joven se quedó embarazada y, bajo presión, pronunció el nombre de Hakuin como el padre. Muy enfadados, los padres se enfrentaron a Hakuin quien simplemente dijo "¿Es eso así?"
Cuando el niño nació fue llevado a Hakuin que lo crió con mucho cuidado. Su reputación estaba destrozada pero soportó pacíficamente todas las críticas y malos comentarios. Después de un tiempo la madre contó la verdad a sus padres y dio el nombre del verdadero padre. La familia fue a ver a Hakuin de inmediato para disculparse y recuperar al niño. Todo lo que Hakuin dijo fue "¿Es eso así?"
Hakuin era verdaderamente un maestro de sí mismo: ego, reputación, fama, etc. eran reconocidas por lo que son realmente: efímeras, hojas al viento. En artes marciales a menudo hablamos de este ideal pero lo que realmente parece ser importante ahora es de hecho justamente lo contrario: reputación, ego y riqueza.
Una dificultad a la hora de intentar encontrar un genuino sensei es mantener un punto de vista realista y claro de algunos de los individuos que se hacen pasar por "sensei". Cuando las artes marciales llegaron a occidente tras la Segunda Guerra Mundial se había creado una tremenda demanda de instructores. Unido a esto estaba el creciente interés por los sistemas de pensamiento místicos, orientales y de otra índole, y de esta forma el mercado de sistemas de lucha con un dejo espiritual asociado era enorme.
Cuando se estrenó la serie de televisión Kung Fu en los años setenta este mercado fue avivado por los trucos de un imaginario monje Shaolin medio-chino que vagaba por el oeste americano realizando buenas acciones, de alguna forma como un peripatético trabajador social. El éxito de este programa y fantasías similares como los libros de Carlos Castaneda 6 contribuyeron a la imagen popular de un sensei de artes marciales: una mezcla entre monje Budista, luchador mortífero con poderes sobrenaturales, y un psicólogo de profundo entendimiento. El Dr. Glen Barclay, profesor de historia en la Universidad de Queensland, afirmó realmente que las artes marciales eran actividades ocultas. 7
El efecto de todo esto iba a agravar una situación ya confusa. Ya es suficientemente difícil entender las artes marciales, dados los valores y creencias de una cultura oriental, pero cuando un sensei tiene también que ser sobrehumano, surgen los grandes problemas, y algunos estudiantes, sin duda bienintencionados, proyectaron sus creencias sobre instructores perfectamente normales en otras condiciones.
A este proceso se le dio un gran ímpetu cuando se publicó Artes de Lucha Secretas del Mundo de "John F. Gilbey" 8. La explicación irónica "de Gilbey" de métodos de lucha secretos empleados por practicantes sobrehumanos 9 es una lectura muy agradable, pero desafortunadamente muchos lectores lo tomaron como un informe serio de artes marciales, ampliando los mitos ya aceptados fácilmente como verdad. Recuerdo que me contaron en 1971 que el maestro de Karate Shotokan Kanazawa sensei tenía una espada que volaría fuera de su vaina para protegerle si era amenazado, y que el fundador del Aikido Ueshiba sensei podía literalmente salirse del tiempo y desmaterializar su cuerpo durante unos segundos en un instante dado para evitar un ataque.
Dadas estas ganas de trivializar las artes marciales al nivel de un comic, no es sorprendente que varios individuos emergieron para ofrecer la clase de "sensei" que algunas personas andaban buscando 10. En Gran Bretaña un individuo afirmaba enseñar un antiguo sistema de Karate chino-okinawense y haber sido ordenado monje Zen o Shingon y también tener experiencia en toda clase de temas orientales ocultos. En sus escritos hace referencia a ser un maestro de Karate reencarnado con acceso a libros perdidos o secretos - ¡En resumen un cuento del Shangri-la! Lo triste es que muchas personas cayeron en esto, y algunos de ellos todavía se sienten muy amargos por haber sido engañados.
Este es el problema, una vez el estudiante da su lealtad al instructor puede que se convierta en obediencia y confianza ciega. Un instructor fraudulento o sin escrúpulos puede manipular esto para sus propios fines, financieros o de otra índole 11.
Por supuesto que uno debe creer en su sensei, pero al mismo tiempo nunca debe renunciar al derecho de pensar por uno mismo. La sociedad occidental enfatiza los derechos del individuo y todos los estudiantes e instructores de Karate deben ser conscientes de ese hecho. El estudiante debería también recordar que el profesor tiene derechos y puede que elija no vivir su vida según las expectativas del estudiante de cómo deberían ser las cosas.
Para concluir, me gustaría repetir el consejo dado en Los Cien Versos de la Lanza: "Si sientes que el profesor es un profesor de verdad entonces abandona tus propias ideas y aprende".
Harry Cook
Notas
1. Una Hija del Samurai Etsu Inagaki Sugimoto (Londres: Hurst and Blackett Ltd., 1933), 35-36.
2. Zen y el Arte de la Arquería, Eugen Herrigel (Londres: Routledge and Kegan Paul Ltd.),73.
3. Hara: El Centro Vital del Hombre, Karlfried Graf Von Durckheim (Mandala Books, 1977), 35-36.
4. Alexandra David-Neel en Iniciación e Iniciados en Tibet (Rider and Company, 1973) nos cuenta que "Los discípulos avanzados son capaces de reconocer... a aquel de quien se pueden obtener buenos consejos y lecciones. Para beneficiarse de este modo, toleran las manifestaciones inferiores que aparecen ante ellos en el mismo Lama, del mismo modo que esperarían pacientemente el paso de un sabio en una multitud de personas.
" Un día le relaté a un Lama la historia del Reverendo Ekai Kawaguchi quien, deseoso de aprender la gramática tibetana, se había dirigido a un famoso maestro. Este último pertenecía a la Orden religiosa y se proclamó gelong (un monje célibe). Después de estar con él unos cuantos días, el pupilo descubrió que su profesor había transgredido contra la ley del celibato y era el padre de un pequeño niño. Este hecho lo llenó de tan profunda aversión que recogió sus libros y pertenencias y partió. '¡Qué bobo!' exclamó el Lama al oír la anécdota. '¿Era el gramático menos hábil en gramática por haber sucumbido a la tentación de la carne? ¿Qué relación hay entre esas cosas y en qué forma la pureza moral de su profesor incumbía al estudiante? El hombre inteligente recoge el conocimiento dondequiera que éste se encuentre. ¿No es un necio aquel hombre que rechaza recoger una joya que se encuentra en un recipiente sucio por la suciedad adherida al recipiente?' " 19-20
5. El Espejo Vacío, Janwillem van der Wetering (Routledge & Kegan Paul, 1972), 47.
6. Para una breve discusión de Castaneda ver El Libro de Engaños, Stuart Gordon (Headline Book Publishing, 1996), 71-74.
7. Mente Sobre Materia: Hechos y Hazañas Más Allá de los Límites de la Naturaleza, Dr. Glen Barclay. (Pan Books Ltd., 1973). Por ejemplo el capítulo dos del trabajo del Dr. Barclay se titula "En los portales de lo sobrenatural: karate, kiai-jutsu, y shorinji kempo".
8. Por el estilo general de escritura y por el abanico de contenidos del libro yo estoy casi seguro de que "John F. Gilbey" es en realidad el famoso escritor sobre artes marciales Robert W. Smith.
9. Por ejemplo el capítulo 20 de Artes de Lucha Secretas del Mundo hace referencia a un hombre ¡que era capaz de producir de un puñetazo una depresión de un cuarto de pulgada en una viga de acero!
10. Para una discusión sobre profesores fraudulentos ver El Esencial Alan Watts, Alan Watts (Celestial Arts, 1977), capítulo 1 "El Guru Embaucador". Ver también el excelente Pies de Arcilla: Un Estudio de Gurus, Anthony Storr (Londres: Harper Collins Publishers, 1997).
11. Esto no significa que el estudiante debería recibir toda su instrucción sin pagar por ella. Como Gurdjieff señaló a su pupilo Orage, " Sabes, Orage, cuando le das algo a un hombre, o haces algo por él, la primera vez se arrodillará y besará tu mano; la segunda vez, se quita el sombrero; la tercera vez, hace una reverencia; la cuarta vez, te adula; la quinta vez, asiente; la sexta vez te insulta, y la séptima te demanda por no darle suficiente. Sabes, Orage, debemos pagar por todo. " Enseñanzas de Gurdjieff, C. S. Nott (Routledge & Kegan Paul, 1978) El pago no siempre se hace en dinero, pero es una triste verdad que a menos que exista pago de algún tipo es a menudo un defecto humano menospreciar cualquier cosa que venga gratis.
Fuente: "The Sensei by Harry Cook"
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Harry Cook]
Un sensei por lo tanto es alguien que ha "nacido antes" que tú en el sistema que estás estudiando y es por consiguiente superior a ti, o en términos shakesperianos tu "mejor". No es lo mismo que la idea occidental de entrenador. Un sensei puede realmente hacer lo que enseña, él o ella personifica el arte, mientras que un entrenador puede enseñarte cómo hacer algo sin ser capaz necesariamente de realizarlo él mismo.
Los profesores gozan de tremendo respeto en las artes orientales tradicionales. Son vistos como la única vía real para progresar ya que sin sus conocimientos, guía y experiencia el estudiante cometería casi con seguridad serios errores de forma que sería incapaz de dominar su materia elegida. Se hace referencia al respeto mostrado hacia un profesor en el clásico chino conocido como Li Chi (Libro de Ritos), un trabajo que trata tanto la forma como la moralidad asociada al comportamiento correcto. Se nos dice que "Cuando estés en compañía de tu profesor, no vayas al otro lado del camino a hablar con otros. Cuando encuentres a tu profesor en el camino, corre hacia delante, y colócate adecuadamente para saludarlo elevando ambas manos juntas y agarradas. Si el profesor te habla, respóndele respetuosamente. Si no habla, retírate."
En la antigua China la relación entre un profesor y su alumno estaba por detrás únicamente de la relación entre un hijo y su progenitor. Al profesor se le veía como la fuente viva del conocimiento y como tal debía ser obedecido, y no contradicho. La práctica de las artes marciales tiende a seguir este patrón, aunque puede causar severos problemas para los occidentales que puede que vean la autoridad como algo a ser desafiado o cuestionado. Tradicionalmente no se esperaba del sensei que diese explicaciones a sus estudiantes ni por su comportamiento ni por sus métodos de enseñanza. Su papel era crear situaciones de forma que el estudiante aprendiese mediante experiencia; no se esperaba de él que explicase los complicados detalles de cada técnica - el entrenamiento era una cuestión de corazón, no de mente.
Los métodos utilizados para educar a miembros de la clase samurai eran especialmente exigentes, ya que el propósito era inculcar no sólo conocimiento sino también dignidad y fortaleza de carácter. Así que los profesores recibían un alto nivel de respeto.
Etsu Inagaki Sugimoto nació en una familia samurai en los años de mediados del siglo XIX en la provincia de Echigo. Como se pensó que estaba destinada a ser una sacerdotisa recibió una rigurosa base en los clásicos confucianos, y aunque sólo tenía seis años de edad evidentemente disfrutaba de sus lecciones.
La disciplina era estricta, y las lecciones se llevaban a cabo siguiendo líneas muy formales. Ella explica que, " Mi profesor-sacerdote enseñaba estos libros con la misma reverencia con la que enseñaba su religión, es decir, apartando cualquier pensamiento de comodidad mundana. Durante mi lección se le obligaba, a pesar de su deseo humilde, a sentarse sobre el grueso cojín de seda que le traía el sirviente, los cojines eran nuestras sillas, y la posición de instructor era demasiado reverenciada para él como para permitirse sentarse al nivel de su pupilo; pero durante mi lección de dos horas jamás se movió ni la más ligera fracción de pulgada excepto con sus manos y sus labios. Y yo estaba sentada ante él sobre las esteras en una posición igualmente correcta e inalterable. Una vez me moví. Fue en mitad de una lección. Por alguna razón estaba inquieta y moví mi cuerpo ligeramente, permitiendo a mi rodilla doblada deslizarse una insignificancia del ángulo adecuado. La más leve sombra de sorpresa cruzó la cara de mi instructor; entonces cerró su libro con gran tranquilidad, diciendo gentilmente pero con aire severo 'Pequeña Señorita, es evidente que su actitud mental hoy no es adecuada para el estudio. Debería retirarse a su habitación y meditar.' "
Su padre explicó a su esposa la necesidad de tanta disciplina diciendo " No debemos olvidar, Esposa, la enseñanza de un hogar samurai. La leona empuja a su cría por el acantilado y la observa trepar lentamente de vuelta desde el valle sin ningún signo de lástima, aunque su corazón le duele por la pequeña criatura. Así sólo puede ganar fuerza por su vivo trabajo. " 1
Eugen Herrigel fue un filósofo alemán que estudió Kyudo (arquería) con el gran maestro Kenzo Awa en la década de los años 1930. Tras largo tiempo peleándose con la técnica Herrigel se encontró en una situación común a todos los artistas marciales que entrenan lo suficiente; su profesor no estaba satisfecho con nada de lo que hacía y él le pidió a sensei Awa que le dijese cómo hacer el disparo perfecto.
" Un día le pregunté al maestro: '¿Cómo puede lanzarse el disparo si no lo hago?' 'Se dispara', contestó. 'Le he oído decir eso varias veces con anterioridad, así que déjeme plantearlo de otra forma: ¿Cómo puedo esperar auto-ajeno al disparo si ya no estoy allí?' 'Ello espera a la máxima tensión'. '¿Y quién o qué es ese Ello?'. 'Una vez hayas entendido eso, ya no me necesitarás. Y si yo intentase darte una pista a costa de tu propia experiencia, ¡debería ser el peor de los profesores y merecería ser despedido! Así que dejemos de hablar sobre ello y continuemos practicando.' " 2
Fundamentalmente esta es la función de un sensei: crear situaciones donde el estudiante llega al entendimiento a través de su propia experiencia. El papel del sensei es por lo tanto esencial y trasciende la enseñanza de la mera técnica, que es en realidad el terreno del entrenador. La maestría en el sentido real va más allá de la técnica y en las artes marciales implica una lucha con el ego. Karlfried Graf Von Durckheim explica " Independientemente de lo bien ejecutada que pueda estar una acción, independientemente del buen control de una técnica, si el que la utiliza está sujeto a estados de humor y a la atmósfera, inquieto y se distrae fácilmente por ejemplo cuando está siendo observado, entonces es un maestro únicamente en un grado muy limitado. Es un maestro sólo de la técnica y no de sí mismo. Controla la habilidad que posee pero no lo que es él en sí mismo. " 3
Para alcanzar este estado la guía de un sensei es vital, y una vez el estudiante selecciona a su profesor es necesario para él o ella aceptar que el profesor o profesora sabe lo que está haciendo y también entender que lo que realmente importa es la práctica, no hablar, y que algunas de las lecciones más importantes, especialmente en las artes marciales, no pueden ser aprendidas de palabra.
Un problema que aparece constantemente es que a menudo los estudiantes tienen una imagen idealizada de un sensei y cuando la realidad no encaja con el mito el profesor se convierte en objeto de gran crítica o improperio. 4
Janwillem van de Wetering, un estudiante holandés de Zen advierte " En estas disciplinas esotéricas es muy peligroso identificarse con otra persona, porque si el otro hace algo que, a los ojos del imitador, no puede ser aceptado o justificado, el ejemplo se cae y se rompe en mil piezas; y con el ejemplo, la imagen, el dios, la completa disciplina, se rompe y parece sin sentido. " 5
El maestro Zen Hakuin era famoso por vivir una vida simple y pura. En la villa en la que vivía una joven se quedó embarazada y, bajo presión, pronunció el nombre de Hakuin como el padre. Muy enfadados, los padres se enfrentaron a Hakuin quien simplemente dijo "¿Es eso así?"
Cuando el niño nació fue llevado a Hakuin que lo crió con mucho cuidado. Su reputación estaba destrozada pero soportó pacíficamente todas las críticas y malos comentarios. Después de un tiempo la madre contó la verdad a sus padres y dio el nombre del verdadero padre. La familia fue a ver a Hakuin de inmediato para disculparse y recuperar al niño. Todo lo que Hakuin dijo fue "¿Es eso así?"
Hakuin era verdaderamente un maestro de sí mismo: ego, reputación, fama, etc. eran reconocidas por lo que son realmente: efímeras, hojas al viento. En artes marciales a menudo hablamos de este ideal pero lo que realmente parece ser importante ahora es de hecho justamente lo contrario: reputación, ego y riqueza.
Una dificultad a la hora de intentar encontrar un genuino sensei es mantener un punto de vista realista y claro de algunos de los individuos que se hacen pasar por "sensei". Cuando las artes marciales llegaron a occidente tras la Segunda Guerra Mundial se había creado una tremenda demanda de instructores. Unido a esto estaba el creciente interés por los sistemas de pensamiento místicos, orientales y de otra índole, y de esta forma el mercado de sistemas de lucha con un dejo espiritual asociado era enorme.
Cuando se estrenó la serie de televisión Kung Fu en los años setenta este mercado fue avivado por los trucos de un imaginario monje Shaolin medio-chino que vagaba por el oeste americano realizando buenas acciones, de alguna forma como un peripatético trabajador social. El éxito de este programa y fantasías similares como los libros de Carlos Castaneda 6 contribuyeron a la imagen popular de un sensei de artes marciales: una mezcla entre monje Budista, luchador mortífero con poderes sobrenaturales, y un psicólogo de profundo entendimiento. El Dr. Glen Barclay, profesor de historia en la Universidad de Queensland, afirmó realmente que las artes marciales eran actividades ocultas. 7
El efecto de todo esto iba a agravar una situación ya confusa. Ya es suficientemente difícil entender las artes marciales, dados los valores y creencias de una cultura oriental, pero cuando un sensei tiene también que ser sobrehumano, surgen los grandes problemas, y algunos estudiantes, sin duda bienintencionados, proyectaron sus creencias sobre instructores perfectamente normales en otras condiciones.
A este proceso se le dio un gran ímpetu cuando se publicó Artes de Lucha Secretas del Mundo de "John F. Gilbey" 8. La explicación irónica "de Gilbey" de métodos de lucha secretos empleados por practicantes sobrehumanos 9 es una lectura muy agradable, pero desafortunadamente muchos lectores lo tomaron como un informe serio de artes marciales, ampliando los mitos ya aceptados fácilmente como verdad. Recuerdo que me contaron en 1971 que el maestro de Karate Shotokan Kanazawa sensei tenía una espada que volaría fuera de su vaina para protegerle si era amenazado, y que el fundador del Aikido Ueshiba sensei podía literalmente salirse del tiempo y desmaterializar su cuerpo durante unos segundos en un instante dado para evitar un ataque.
Dadas estas ganas de trivializar las artes marciales al nivel de un comic, no es sorprendente que varios individuos emergieron para ofrecer la clase de "sensei" que algunas personas andaban buscando 10. En Gran Bretaña un individuo afirmaba enseñar un antiguo sistema de Karate chino-okinawense y haber sido ordenado monje Zen o Shingon y también tener experiencia en toda clase de temas orientales ocultos. En sus escritos hace referencia a ser un maestro de Karate reencarnado con acceso a libros perdidos o secretos - ¡En resumen un cuento del Shangri-la! Lo triste es que muchas personas cayeron en esto, y algunos de ellos todavía se sienten muy amargos por haber sido engañados.
Este es el problema, una vez el estudiante da su lealtad al instructor puede que se convierta en obediencia y confianza ciega. Un instructor fraudulento o sin escrúpulos puede manipular esto para sus propios fines, financieros o de otra índole 11.
Por supuesto que uno debe creer en su sensei, pero al mismo tiempo nunca debe renunciar al derecho de pensar por uno mismo. La sociedad occidental enfatiza los derechos del individuo y todos los estudiantes e instructores de Karate deben ser conscientes de ese hecho. El estudiante debería también recordar que el profesor tiene derechos y puede que elija no vivir su vida según las expectativas del estudiante de cómo deberían ser las cosas.
Para concluir, me gustaría repetir el consejo dado en Los Cien Versos de la Lanza: "Si sientes que el profesor es un profesor de verdad entonces abandona tus propias ideas y aprende".
Harry Cook
Notas
1. Una Hija del Samurai Etsu Inagaki Sugimoto (Londres: Hurst and Blackett Ltd., 1933), 35-36.
2. Zen y el Arte de la Arquería, Eugen Herrigel (Londres: Routledge and Kegan Paul Ltd.),73.
3. Hara: El Centro Vital del Hombre, Karlfried Graf Von Durckheim (Mandala Books, 1977), 35-36.
4. Alexandra David-Neel en Iniciación e Iniciados en Tibet (Rider and Company, 1973) nos cuenta que "Los discípulos avanzados son capaces de reconocer... a aquel de quien se pueden obtener buenos consejos y lecciones. Para beneficiarse de este modo, toleran las manifestaciones inferiores que aparecen ante ellos en el mismo Lama, del mismo modo que esperarían pacientemente el paso de un sabio en una multitud de personas.
" Un día le relaté a un Lama la historia del Reverendo Ekai Kawaguchi quien, deseoso de aprender la gramática tibetana, se había dirigido a un famoso maestro. Este último pertenecía a la Orden religiosa y se proclamó gelong (un monje célibe). Después de estar con él unos cuantos días, el pupilo descubrió que su profesor había transgredido contra la ley del celibato y era el padre de un pequeño niño. Este hecho lo llenó de tan profunda aversión que recogió sus libros y pertenencias y partió. '¡Qué bobo!' exclamó el Lama al oír la anécdota. '¿Era el gramático menos hábil en gramática por haber sucumbido a la tentación de la carne? ¿Qué relación hay entre esas cosas y en qué forma la pureza moral de su profesor incumbía al estudiante? El hombre inteligente recoge el conocimiento dondequiera que éste se encuentre. ¿No es un necio aquel hombre que rechaza recoger una joya que se encuentra en un recipiente sucio por la suciedad adherida al recipiente?' " 19-20
5. El Espejo Vacío, Janwillem van der Wetering (Routledge & Kegan Paul, 1972), 47.
6. Para una breve discusión de Castaneda ver El Libro de Engaños, Stuart Gordon (Headline Book Publishing, 1996), 71-74.
7. Mente Sobre Materia: Hechos y Hazañas Más Allá de los Límites de la Naturaleza, Dr. Glen Barclay. (Pan Books Ltd., 1973). Por ejemplo el capítulo dos del trabajo del Dr. Barclay se titula "En los portales de lo sobrenatural: karate, kiai-jutsu, y shorinji kempo".
8. Por el estilo general de escritura y por el abanico de contenidos del libro yo estoy casi seguro de que "John F. Gilbey" es en realidad el famoso escritor sobre artes marciales Robert W. Smith.
9. Por ejemplo el capítulo 20 de Artes de Lucha Secretas del Mundo hace referencia a un hombre ¡que era capaz de producir de un puñetazo una depresión de un cuarto de pulgada en una viga de acero!
10. Para una discusión sobre profesores fraudulentos ver El Esencial Alan Watts, Alan Watts (Celestial Arts, 1977), capítulo 1 "El Guru Embaucador". Ver también el excelente Pies de Arcilla: Un Estudio de Gurus, Anthony Storr (Londres: Harper Collins Publishers, 1997).
11. Esto no significa que el estudiante debería recibir toda su instrucción sin pagar por ella. Como Gurdjieff señaló a su pupilo Orage, " Sabes, Orage, cuando le das algo a un hombre, o haces algo por él, la primera vez se arrodillará y besará tu mano; la segunda vez, se quita el sombrero; la tercera vez, hace una reverencia; la cuarta vez, te adula; la quinta vez, asiente; la sexta vez te insulta, y la séptima te demanda por no darle suficiente. Sabes, Orage, debemos pagar por todo. " Enseñanzas de Gurdjieff, C. S. Nott (Routledge & Kegan Paul, 1978) El pago no siempre se hace en dinero, pero es una triste verdad que a menos que exista pago de algún tipo es a menudo un defecto humano menospreciar cualquier cosa que venga gratis.
Fuente: "The Sensei by Harry Cook"
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Harry Cook]